jueves, noviembre 30, 2006
Adviento
Primera semana: Lc. 21, 25-28 / 34-36
“Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra perturbación de las naciones, aterradas por los bramidos del mar y la agitación de las olas, exhalando los hombres sus almas por el terror y el ansia de lo que viene sobre la tierra, pues los poderes celestes se conmoverán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y majestad grandes”.
“Estad atentos, no sea que se emboten vuestros corazones por la crápula, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y de repente venga sobre vosotros aquel día como un lazo; porque vendrá sobre todos los moradores de la tierra. Velad, pues, en todo tiempo y orad, para que podáis evitar todo esto que ha de venir y comparecer ante el Hijo del hombre”.
Jesús insiste en la necesidad de “velar”, para estar preparados en el momento de la llegada del Hijo del hombre. El enigma sobre “cuando” sucederá eso, permanece, no se revela; mientras tanto la actitud ha de ser la de la constante preparación con que el creyente católico ha de vivir el presente. “velar” hace alusión no solo a estar despierto, sino también a estar como el vigía del faro, atento a todo lo que sucede. Esta atención constante habla del presente, hoy, aquí, ahora.
Esperar la llegada de Jesús, al reclamarla, pide también el amor con que cada cristiano debe alimentarla permanentemente.
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