martes, noviembre 27, 2007
El Evangelio del Día: “Grandes signos en el cielo”
martes 27 Noviembre 2007
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Leer el comentario del Evangelio por
San Cirilo de Jerusalén : "Grandes signos en el cielo"
Lecturas
Daniel 2,31-45.
Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó.
Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria; él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves
del cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza todo - como el hierro que destroza - él los triturará y destrozará a todos ellos.
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de
arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre, porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante. El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".
Daniel 3,57.58.59.60.61.
Obras todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo
eternamente.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aguas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Fuerzas todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo
eternamente.
Lucas 21,5-11.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia Catequesis bautismal 15
"Grandes signos en el cielo"
El Señor vendrá de los cielos sobre las nubes, tal como él mismo subió sobre las nubes (Hch 1,9).Es, en efecto lo que él ha dicho: "Y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria" (Mt 24,30). Pero ¿cuál será el verdadero signo de su venida, pues existe el temor de que los poderes enemigos, queriéndole parecérsele, se atrevan a extraviarnos? "Entonces, dice, aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre" (Mt 24,30). Ahora bien, el signo verdadero y propio de Cristo es la
cruz. El signo de una cruz luminosa precede al rey, designando a aquel que primero ha sido crucificado, para que, a la vista de ella los que lo clavaron en ella y rodearon de obstáculos se golpeen el pecho (Za 12,10) diciendo: "Mirad al que fue abofeteado, aquel cuyo rostro recibió salivazos, aquel que fue envuelto en cadenas, aquel que antaño había sido humillado sobre la cruz." "¿Adónde huir de la cólera de tu rostro?" dirán (Ap 6,16). Y rodeados de los ejércitos de los ángeles, no encontrarán refugio en ninguna parte. Para los enemigos de la cruz, el signo será el temor; pero será gozo para los amigos que habrán creído en ella, o la habrán predicado, o habrán sufrido por ella. No desdeñará a sus servidores este rey glorioso rodeado de la guardia de los ángeles y que se sienta en el mismo trono que el Padre. Porque para que los elegidos no sean confundidos con los enemigos: "Enviará a sus ángeles con la gran trompeta, y de los cuatro vientos reunirá a sus elegidos" (Mt 24,31) Si no olvidó a Lot en su aislamiento (Gn 19,15; Lc 17,28), ¿cómo podrá olvidar a la gran multitud de justos? "Venid, benditos de mi Padre" (Mt 25,34) dirá a los que
serán transportados sobre los carros de las nubes y que los ángeles habrán reunido.
Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Leer el comentario del Evangelio por
San Cirilo de Jerusalén : "Grandes signos en el cielo"
Lecturas
Daniel 2,31-45.
Tú, rey, estabas mirando, y viste una gran estatua. Esa estatua, enorme y de un brillo extraordinario, se alzaba delante de ti, y su aspecto era impresionante.
Su cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus caderas, de bronce; sus piernas, de hierro, y sus pies, parte de hierro y parte de arcilla.
Tú estabas mirando, y de pronto se desprendió una piedra, sin que interviniera ninguna mano: ella golpeó la estatua sobre sus pies de hierro y de arcilla, y los pulverizó.
Entonces fueron pulverizados al mismo tiempo el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; fueron como la paja en la era durante el verano: el viento se los llevó y no quedó ningún rastro. En cuanto a la piedra que había golpeado la estatua, se convirtió en una gran montaña, y llenó toda la tierra.
Este fue el sueño; ahora diremos su interpretación en presencia del rey.
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria; él ha puesto en tus manos a los hombres, los animales del campo y las aves
del cielo, cualquiera sea el lugar donde habitan, y te ha hecho dominar sobre todos ellos: por eso la cabeza de oro eres tú.
Después de ti surgirá otro reino inferior a ti, y luego aparecerá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.
Y un cuarto reino será duro como el hierro: así como el hierro tritura y pulveriza todo - como el hierro que destroza - él los triturará y destrozará a todos ellos.
También has visto los pies y los dedos, en parte de arcilla de alfarero y en parte de hierro, porque ese será un reino dividido: habrá en él algo de la solidez de hierro, conforme a lo que has visto del hierro mezclado con la masa de arcilla; pero como los dedos de los pies son en parte de hierro y en parte de
arcilla, una parte del reino será fuerte, y una parte frágil.
Tú has visto el hierro mezclado con la masa de arcilla, porque ellos se mezclarán entre sí por lazos matrimoniales, pero no llegarán a adherirse mutuamente, como el hierro no se mezcla con la arcilla.
Y en los días de estos reyes, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido y cuya realeza no pasará a otro pueblo: él pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, y él mismo subsistirá para siempre, porque tú has visto, que una piedra se desprendía de la montaña, sin la intervención de ninguna mano, y ella pulverizó el hierro, el bronce, la arcilla, la plata y el oro. El Dios grande hace conocer al rey lo que va a suceder en adelante. El sueño es cierto y su interpretación digna de fe".
Daniel 3,57.58.59.60.61.
Obras todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo
eternamente.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Aguas que estáis sobre los cielos, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo eternamente.
Fuerzas todas del Señor, bendecid al Señor, alabadlo y ensalzadlo
eternamente.
Lucas 21,5-11.
Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia Catequesis bautismal 15
"Grandes signos en el cielo"
El Señor vendrá de los cielos sobre las nubes, tal como él mismo subió sobre las nubes (Hch 1,9).Es, en efecto lo que él ha dicho: "Y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria" (Mt 24,30). Pero ¿cuál será el verdadero signo de su venida, pues existe el temor de que los poderes enemigos, queriéndole parecérsele, se atrevan a extraviarnos? "Entonces, dice, aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre" (Mt 24,30). Ahora bien, el signo verdadero y propio de Cristo es la
cruz. El signo de una cruz luminosa precede al rey, designando a aquel que primero ha sido crucificado, para que, a la vista de ella los que lo clavaron en ella y rodearon de obstáculos se golpeen el pecho (Za 12,10) diciendo: "Mirad al que fue abofeteado, aquel cuyo rostro recibió salivazos, aquel que fue envuelto en cadenas, aquel que antaño había sido humillado sobre la cruz." "¿Adónde huir de la cólera de tu rostro?" dirán (Ap 6,16). Y rodeados de los ejércitos de los ángeles, no encontrarán refugio en ninguna parte. Para los enemigos de la cruz, el signo será el temor; pero será gozo para los amigos que habrán creído en ella, o la habrán predicado, o habrán sufrido por ella. No desdeñará a sus servidores este rey glorioso rodeado de la guardia de los ángeles y que se sienta en el mismo trono que el Padre. Porque para que los elegidos no sean confundidos con los enemigos: "Enviará a sus ángeles con la gran trompeta, y de los cuatro vientos reunirá a sus elegidos" (Mt 24,31) Si no olvidó a Lot en su aislamiento (Gn 19,15; Lc 17,28), ¿cómo podrá olvidar a la gran multitud de justos? "Venid, benditos de mi Padre" (Mt 25,34) dirá a los que
serán transportados sobre los carros de las nubes y que los ángeles habrán reunido.
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