jueves, diciembre 20, 2007
l Evangelio del Día: El Espíritu Santo suscita la nueva creación en María
jueves 20 Diciembre 2007
San Domingo de Silos, San Urcisino
eer el comentario del Evangelio por
San Amadeo de Lausana : El Espíritu Santo suscita la nueva creación en María
Lecturas
Isaías 7,10-14.
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
"Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas".
Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor".
Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.
Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Amadeo de Lausana (1108-1159), monje cisterciense, después obispo
3ª homilía marial
El Espíritu Santo suscita la nueva creación en María
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti". María, en ti sobrevendrá. En
otros santos ha venido ya, en otros, vendrá; pero en ti, sobrevendrá… sobrevendrá por la fecundidad, por la abundancia, por la plenitud de su efusión en todo tu ser. Cuando te habrá llenado, aún estará sobre ti, se cernirá sobre tus aguas para hacer en ti una obra mejor y más admirable que cuando, cerniéndose sobre las aguas en el principio, hizo evolucionar la materia creada hasta conseguir sus diversas formas (Gn 1,2). "Y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra". Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, te pondrá bajo su sombra; entonces él tomará de ti la naturaleza humana, y la plenitud de Dios que tu no podrías soportar, él la conservará asumiendo nuestra carne. Te tomará bajo su sombra porque la humanidad que de ti será tomada por el Verbo hará de pantalla a la luz inaccesible de Dios; esta luz, tamizada por su pantalla, penetrará en tus castísimas entrañas… Te pedimos, pues, Soberana, dignísima Madre de Dios, no desprecies a los que hoy te suplicamos con temor, a los que te buscan con piedad, a los que llaman a tu puerta con amor. Dinos, te rogamos, ¿qué sentimiento te ha emocionado, qué amor te ha cautivado… cuando todo esto se ha cumplido en ti, cuando el Verbo se ha hecho carne en ti? ¿En qué estado se encontraba
tu alma, tu corazón, tu espíritu, tus sentidos y tu razón? Tú llameabas como la zarza que antaño vio Moisés, y no te quemabas (Ex 3,2). Te fundías en Dios, pero no te consumías. Ardiente, te abrasabas bajo el fuego de lo alto; mas, de este fuego divino te fortalecías, para estar siempre ardiente y fundirte todavía más en él… Has llegado a ser más virgen –e incluso más que virgen, porque eres virgen y madre. Te saludamos, pues, llena de
gracia, el Señor está contigo; bendita eres tú entre todas las mujeres y es bendito el fruto de tus entrañas.
San Domingo de Silos, San Urcisino
eer el comentario del Evangelio por
San Amadeo de Lausana : El Espíritu Santo suscita la nueva creación en María
Lecturas
Isaías 7,10-14.
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
"Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas".
Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor".
Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.
Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será
llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Amadeo de Lausana (1108-1159), monje cisterciense, después obispo
3ª homilía marial
El Espíritu Santo suscita la nueva creación en María
"El Espíritu Santo vendrá sobre ti". María, en ti sobrevendrá. En
otros santos ha venido ya, en otros, vendrá; pero en ti, sobrevendrá… sobrevendrá por la fecundidad, por la abundancia, por la plenitud de su efusión en todo tu ser. Cuando te habrá llenado, aún estará sobre ti, se cernirá sobre tus aguas para hacer en ti una obra mejor y más admirable que cuando, cerniéndose sobre las aguas en el principio, hizo evolucionar la materia creada hasta conseguir sus diversas formas (Gn 1,2). "Y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra". Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, te pondrá bajo su sombra; entonces él tomará de ti la naturaleza humana, y la plenitud de Dios que tu no podrías soportar, él la conservará asumiendo nuestra carne. Te tomará bajo su sombra porque la humanidad que de ti será tomada por el Verbo hará de pantalla a la luz inaccesible de Dios; esta luz, tamizada por su pantalla, penetrará en tus castísimas entrañas… Te pedimos, pues, Soberana, dignísima Madre de Dios, no desprecies a los que hoy te suplicamos con temor, a los que te buscan con piedad, a los que llaman a tu puerta con amor. Dinos, te rogamos, ¿qué sentimiento te ha emocionado, qué amor te ha cautivado… cuando todo esto se ha cumplido en ti, cuando el Verbo se ha hecho carne en ti? ¿En qué estado se encontraba
tu alma, tu corazón, tu espíritu, tus sentidos y tu razón? Tú llameabas como la zarza que antaño vio Moisés, y no te quemabas (Ex 3,2). Te fundías en Dios, pero no te consumías. Ardiente, te abrasabas bajo el fuego de lo alto; mas, de este fuego divino te fortalecías, para estar siempre ardiente y fundirte todavía más en él… Has llegado a ser más virgen –e incluso más que virgen, porque eres virgen y madre. Te saludamos, pues, llena de
gracia, el Señor está contigo; bendita eres tú entre todas las mujeres y es bendito el fruto de tus entrañas.
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miércoles, diciembre 19, 2007
El Evangelio del Día: “He aquí que deberás guardar silencio”
miércoles 19 Diciembre 2007
San Urbano V, San Nemecio
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Tablero : "He aquí que deberás guardar silencio"
Lecturas
Jueces 13,2-7.24-25.
Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
El Angel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: "Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo.
Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro.
Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos".
La mujer fue a decir a su marido: "Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre.
Pero me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte".
La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él en el Campamento de Dan, entre Sorá y Estaol.
Salmo 71(70),3-4.5-6.16-17.
Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío, de las garras del malvado y del violento!
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector, y mi alabanza está siempre ante ti.
Vendré a celebrar las proezas del Señor, evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.
Lucas 1,5-25.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios,
le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada.
Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.
El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,
porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida
alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto". Pero Zacarías dijo al Angel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada". El Angel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses.
Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Tablero (hacia 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón para la fiesta de Navidad
"He aquí que deberás guardar silencio"
Por Navidad celebramos un triple nacimiento…El primero y más sublime es el nacimiento del Hijo único engendrado por el Padre celestial en la esencia divina, en la distinción de las personas. El segundo nacimiento es el que tiene lugar a través de una madre, la cual, en su fecundidad ha conservado la pureza absoluta de su castidad virginal. El tercero es aquel a través del cual Dios, todos los días y a todas horas, nace en verdad, espiritualmente, por la gracia y el amor, en un alma buena… Por este tercer nacimiento es por el que no debe quedar en nosotros más que una
búsqueda simple y pura de Dios, sin ningún otro deseo que el de no tener nada propio…, con la única voluntad de ser de él, de darle cabida en nosotros de la manera más elevada, la más íntima con él, para que él pueda llevar a cabo su obra y nacer en nosotros sin que interpongamos ningún obstáculo… Por eso san Agustín nos dice: "Vacíate para que puedas ser llenado; sal para poder entrar", y en otra parte: "Oh tú, alma noble, noble
criatura, ¿por qué buscas fuera de ti al que está en ti, todo entero, de la manera más real y manifiesta? Y puesto que tú participas de la naturaleza divina, ¿qué te importan las cosas creadas y qué tienes que hacer con ellas?". Si el hombre preparara así el lugar en el fondo de sí mismo, Dios, sin duda alguna, estaría obligado a llenarlo y completamente; si no fuera así, el cielo se rompería para llenar el vacío. Dios no puede dejar las cosas vacías; eso sería contrario a su naturaleza, a su justicia. Por eso debes callarte; entonces, la Palabra de este nacimiento, podrá ser
pronunciada en ti y tú podrás escucharla. Pero, debes estar seguro que, si quieres hablar, él debe callarse. No se puede servir mejor al Verbo que escuchándole y callándose. Si tú, pues, sales completamente de ti mismo, Dios entrará todo entero; tanto en cuanto tú sales, él entra, ni más ni menos.
San Urbano V, San Nemecio
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Tablero : "He aquí que deberás guardar silencio"
Lecturas
Jueces 13,2-7.24-25.
Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
El Angel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: "Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo.
Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro.
Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos".
La mujer fue a decir a su marido: "Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre.
Pero me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte".
La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él en el Campamento de Dan, entre Sorá y Estaol.
Salmo 71(70),3-4.5-6.16-17.
Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío, de las garras del malvado y del violento!
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector, y mi alabanza está siempre ante ti.
Vendré a celebrar las proezas del Señor, evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.
Lucas 1,5-25.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios,
le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada.
Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.
El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,
porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida
alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto". Pero Zacarías dijo al Angel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada". El Angel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses.
Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Tablero (hacia 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón para la fiesta de Navidad
"He aquí que deberás guardar silencio"
Por Navidad celebramos un triple nacimiento…El primero y más sublime es el nacimiento del Hijo único engendrado por el Padre celestial en la esencia divina, en la distinción de las personas. El segundo nacimiento es el que tiene lugar a través de una madre, la cual, en su fecundidad ha conservado la pureza absoluta de su castidad virginal. El tercero es aquel a través del cual Dios, todos los días y a todas horas, nace en verdad, espiritualmente, por la gracia y el amor, en un alma buena… Por este tercer nacimiento es por el que no debe quedar en nosotros más que una
búsqueda simple y pura de Dios, sin ningún otro deseo que el de no tener nada propio…, con la única voluntad de ser de él, de darle cabida en nosotros de la manera más elevada, la más íntima con él, para que él pueda llevar a cabo su obra y nacer en nosotros sin que interpongamos ningún obstáculo… Por eso san Agustín nos dice: "Vacíate para que puedas ser llenado; sal para poder entrar", y en otra parte: "Oh tú, alma noble, noble
criatura, ¿por qué buscas fuera de ti al que está en ti, todo entero, de la manera más real y manifiesta? Y puesto que tú participas de la naturaleza divina, ¿qué te importan las cosas creadas y qué tienes que hacer con ellas?". Si el hombre preparara así el lugar en el fondo de sí mismo, Dios, sin duda alguna, estaría obligado a llenarlo y completamente; si no fuera así, el cielo se rompería para llenar el vacío. Dios no puede dejar las cosas vacías; eso sería contrario a su naturaleza, a su justicia. Por eso debes callarte; entonces, la Palabra de este nacimiento, podrá ser
pronunciada en ti y tú podrás escucharla. Pero, debes estar seguro que, si quieres hablar, él debe callarse. No se puede servir mejor al Verbo que escuchándole y callándose. Si tú, pues, sales completamente de ti mismo, Dios entrará todo entero; tanto en cuanto tú sales, él entra, ni más ni menos.
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martes, diciembre 18, 2007
El Evangelio del Día: Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado”
martes 18 Diciembre 2007
Santos Rufo y Zósimo, La Expectación del Parto, San Judas Macabeo, San Modesto
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Pablo II : "Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado"
Lecturas
Jeremías 23,5-8.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país.
En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".
Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: "Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto", sino más bien: "por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo".
Salmo 72,1.12-13.18-19.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al
descendiente de reyes,
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los
indigentes.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Sea bendito eternamente su Nombre glorioso y que su gloria llene toda la tierra. ¡Amén! ¡Amén!
Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla
públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Pablo II
Redemptoris custos, §4
"Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado"
Al comienzo de su peregrinación en fe, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel había dicho de la Madre del Redentor: "Dichosa tú que has creído" (Lc 1,45), en un cierto sentido se puede también atribuir esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra del Señor cuando le fue anunciada en este momento decisivo. José, es cierto, no respondió al anuncio del ángel como María, pero él "hizo lo que el ángel le había dicho: llevársela como esposa". Lo cual es pura "obediencia a la fe" (Rm 1,5). Se puede decir que lo que hizo José le unió, de manera muy especial, a la fe de María; aceptó como una verdad
venida de Dios lo que ella había aceptado ya en el momento de la
Anunciación. El concilio Vaticano II dice: "Cuando Dios se revela el hombre tiene que someterse con la fe. Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela (Dei Verbum, 5). Esta frase, que toca a la esencia misma de la fe, se aplica perfectamente a José de Nazaret. Así él llega a ser, de manera singular, el depositario del misterio "escondido desde los siglos en Dios" (Ef 3,9), de la misma manera que María lo es en este momento decisivo llamado por el apóstol Pablo "la plenitud de los tiempos", cuando "Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer… para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
el ser hijos por adopción." (Gal 4,4-5)… José es, con María, el primer depositario de este misterio divino… Teniendo ante los ojos el texto de los dos evangelistas Mateo y Lucas, se puede igualmente decir que José es el primero en participar de la fe de la Madre de Dios y que así sostiene a su esposa en la fe de la Anunciación divina; Dios lo puso el primero en el camino de la peregrinación en la fe de María… El camino personal de José,
su peregrinación en la fe, se concluirá primero…; pero, el camino de la fe de José sigue la misma dirección.
Santos Rufo y Zósimo, La Expectación del Parto, San Judas Macabeo, San Modesto
Leer el comentario del Evangelio por
Juan Pablo II : "Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado"
Lecturas
Jeremías 23,5-8.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país.
En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia".
Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: "Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto", sino más bien: "por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo".
Salmo 72,1.12-13.18-19.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al
descendiente de reyes,
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los
indigentes.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Sea bendito eternamente su Nombre glorioso y que su gloria llene toda la tierra. ¡Amén! ¡Amén!
Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla
públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
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Juan Pablo II
Redemptoris custos, §4
"Cuando José se despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado"
Al comienzo de su peregrinación en fe, la fe de María se encuentra con la fe de José. Si Isabel había dicho de la Madre del Redentor: "Dichosa tú que has creído" (Lc 1,45), en un cierto sentido se puede también atribuir esta bienaventuranza a José, porque él respondió afirmativamente a la Palabra del Señor cuando le fue anunciada en este momento decisivo. José, es cierto, no respondió al anuncio del ángel como María, pero él "hizo lo que el ángel le había dicho: llevársela como esposa". Lo cual es pura "obediencia a la fe" (Rm 1,5). Se puede decir que lo que hizo José le unió, de manera muy especial, a la fe de María; aceptó como una verdad
venida de Dios lo que ella había aceptado ya en el momento de la
Anunciación. El concilio Vaticano II dice: "Cuando Dios se revela el hombre tiene que someterse con la fe. Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela (Dei Verbum, 5). Esta frase, que toca a la esencia misma de la fe, se aplica perfectamente a José de Nazaret. Así él llega a ser, de manera singular, el depositario del misterio "escondido desde los siglos en Dios" (Ef 3,9), de la misma manera que María lo es en este momento decisivo llamado por el apóstol Pablo "la plenitud de los tiempos", cuando "Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer… para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
el ser hijos por adopción." (Gal 4,4-5)… José es, con María, el primer depositario de este misterio divino… Teniendo ante los ojos el texto de los dos evangelistas Mateo y Lucas, se puede igualmente decir que José es el primero en participar de la fe de la Madre de Dios y que así sostiene a su esposa en la fe de la Anunciación divina; Dios lo puso el primero en el camino de la peregrinación en la fe de María… El camino personal de José,
su peregrinación en la fe, se concluirá primero…; pero, el camino de la fe de José sigue la misma dirección.
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lunes, diciembre 17, 2007
El Evangelio del Día: “María, de la que fue engendrado Jesús”
Lunes 17 Diciembre 2007
Tiempo de Adviento, Santa Olimpia, San Lázaro, San Josep Manyanet, Beata Yolanda
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : "María, de la que fue engendrado Jesús"
Lecturas
Génesis 49,2.8-10.
Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob, oigan a Israel, su padre.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tomarás a tus enemigos por la nuca y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.
Judá es un cachorro de león, - ¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!- Se recuesta, se tiende como un león, como una leona: ¿quién lo hará levantar?
El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia.
Salmo 72(71),3-4.7-8.17.
Que las montañas traigan al pueblo la paz, y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos de los pobres y aplaste al opresor.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Mateo 1,1-17.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II
Constitución dogmática sobre la Iglesia, "Lumen Gentium", 55
"María, de la que fue engendrado Jesús"
Los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento y la Tradición venerable manifiestan de un modo cada vez más claro la función de la Madre del Salvador en la economía de la salvación y vienen como a ponerla delante de los ojos. En efecto, los libros del Antiguo Testamento narran la historia de la salvación, en la que paso a paso se prepara la venida de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal como se leen en la Iglesia y tal como
se interpretan a la luz de una revelación ulterior y plena, evidencian poco a poco, de una forma cada vez más clara, la figura de la mujer Madre del Redentor. Bajo esta luz aparece ya proféticamente bosquejada en la promesa de la victoria sobre la serpiente, hecha a los primeros padres caídos en pecado (Gn 3,15). Asimismo, ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un
Hijo, que se llamará Emmanuel (Is 7,14; Mi 5,2-3; Mt 1, 22-23). Ella sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de El la salvación. Finalmente, con ella misma, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva Economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios, a fin de librar al hombre del pecado mediante los misterios de su humanidad.
Tiempo de Adviento, Santa Olimpia, San Lázaro, San Josep Manyanet, Beata Yolanda
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : "María, de la que fue engendrado Jesús"
Lecturas
Génesis 49,2.8-10.
Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob, oigan a Israel, su padre.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tomarás a tus enemigos por la nuca y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.
Judá es un cachorro de león, - ¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!- Se recuesta, se tiende como un león, como una leona: ¿quién lo hará levantar?
El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia.
Salmo 72(71),3-4.7-8.17.
Que las montañas traigan al pueblo la paz, y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos de los pobres y aplaste al opresor.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Mateo 1,1-17.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel;
Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II
Constitución dogmática sobre la Iglesia, "Lumen Gentium", 55
"María, de la que fue engendrado Jesús"
Los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento y la Tradición venerable manifiestan de un modo cada vez más claro la función de la Madre del Salvador en la economía de la salvación y vienen como a ponerla delante de los ojos. En efecto, los libros del Antiguo Testamento narran la historia de la salvación, en la que paso a paso se prepara la venida de Cristo al mundo. Estos primeros documentos, tal como se leen en la Iglesia y tal como
se interpretan a la luz de una revelación ulterior y plena, evidencian poco a poco, de una forma cada vez más clara, la figura de la mujer Madre del Redentor. Bajo esta luz aparece ya proféticamente bosquejada en la promesa de la victoria sobre la serpiente, hecha a los primeros padres caídos en pecado (Gn 3,15). Asimismo, ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un
Hijo, que se llamará Emmanuel (Is 7,14; Mi 5,2-3; Mt 1, 22-23). Ella sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de El la salvación. Finalmente, con ella misma, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva Economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios, a fin de librar al hombre del pecado mediante los misterios de su humanidad.
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viernes, diciembre 14, 2007
El Evangelio del Día: Responder a las llamadas de Dios a convertirnos desde el fondo de nuestro cor
viernes 14 Diciembre 2007
San Juan de la Cruz, San Nimattullah
Leer el comentario del Evangelio por
San Máximo de Turín : Responder a las llamadas de Dios a convertirnos desde el fondo de nuestro corazón.
Lecturas
Isaías 48,17-19.
Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu
Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que
debes seguir.
¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un
río y tu justicia, como las olas del mar!
Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de
tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi
presencia. Invitación a salir de Babilonia
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en
el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su
debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá
bien.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento.
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los
malvados termina mal.
Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos
que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres,
y no lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la
cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un
borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado
justificada por sus obras".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Máximo de Turín (?-hacia 420), obispo
Sermón CO 61a; PL 57, 233
Responder a las llamadas de Dios a convertirnos desde el fondo de nuestro corazón.
Hermanos, aunque yo no os hable de ello, el tiempo nos basta para
darnos cuenta de que esta cerca el aniversario de la Natividad de Cristo,
nuestro Señor. La misma creación expresa la inminencia de un acontecimiento
en que todo quede restablecido de la mejor manera. También ella desea con
impaciencia ver como se iluminan sus tinieblas con el resplandor de un sol
más brillante que el sol ordinario. Esta espera de la creación a que se
renueve su ciclo anual nos invita a esperar el nacimiento del nuevo sol,
que es Cristo, que ilumina las tinieblas de nuestros pecados. El sol de
justicia ( Ml 3,20), que aparecerá con toda su fuerza, disipará la
oscuridad de nuestros pecados que ha durado tanto tiempo. Él no soporta que
el curso de nuestra vida se vea ahogado por las tinieblas de la existencia;
quiere dilatarla con su poder. Así que, de la misma manera que en estos
días de solsticio, la creación difunde más ampliamente su luz, despleguemos
también nuestra justicia. De la misma manera que la claridad de este día es
un bien común a pobres y ricos, que nuestra generosidad se extienda tanto a
los viajeros como a los pobres. El mundo, en este tiempo restringe la
duración de las tinieblas; y nosotros acortemos las sombras de nuestra
avaricia… Que se funda todo hielo en nuestros corazones; que crezca la
semilla de la justicia, calentada por los rayos del Salvador. Hermanos,
preparémonos, pues, a acoger el día del nacimiento del Señor adornados con
vestidos resplandecientes de blancura. Hablo de los que visten el alma, no
el cuerpo. El vestido que cubre nuestro cuerpo es una túnica sin
importancia. Pero el cuerpo es un objeto precioso que reviste al alma. El
primer vestido está tejido por manos humanas; el segundo es obra de las
manos de Dios. Por eso es necesario velar con una solicitud muy grande para
preservar de toda mancha la obra de Dios… Antes de la Natividad del Señor,
purifiquemos nuestra conciencia de toda suciedad. Presentémonos, no
revestidos de seda, sino con obras de valor… Comencemos, pues, por adornar
nuestro santuario interior.
San Juan de la Cruz, San Nimattullah
Leer el comentario del Evangelio por
San Máximo de Turín : Responder a las llamadas de Dios a convertirnos desde el fondo de nuestro corazón.
Lecturas
Isaías 48,17-19.
Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu
Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que
debes seguir.
¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un
río y tu justicia, como las olas del mar!
Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de
tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi
presencia. Invitación a salir de Babilonia
Salmo 1,1-2.3.4.6.
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en
el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su
debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá
bien.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento.
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los
malvados termina mal.
Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos
que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres,
y no lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la
cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un
borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado
justificada por sus obras".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Máximo de Turín (?-hacia 420), obispo
Sermón CO 61a; PL 57, 233
Responder a las llamadas de Dios a convertirnos desde el fondo de nuestro corazón.
Hermanos, aunque yo no os hable de ello, el tiempo nos basta para
darnos cuenta de que esta cerca el aniversario de la Natividad de Cristo,
nuestro Señor. La misma creación expresa la inminencia de un acontecimiento
en que todo quede restablecido de la mejor manera. También ella desea con
impaciencia ver como se iluminan sus tinieblas con el resplandor de un sol
más brillante que el sol ordinario. Esta espera de la creación a que se
renueve su ciclo anual nos invita a esperar el nacimiento del nuevo sol,
que es Cristo, que ilumina las tinieblas de nuestros pecados. El sol de
justicia ( Ml 3,20), que aparecerá con toda su fuerza, disipará la
oscuridad de nuestros pecados que ha durado tanto tiempo. Él no soporta que
el curso de nuestra vida se vea ahogado por las tinieblas de la existencia;
quiere dilatarla con su poder. Así que, de la misma manera que en estos
días de solsticio, la creación difunde más ampliamente su luz, despleguemos
también nuestra justicia. De la misma manera que la claridad de este día es
un bien común a pobres y ricos, que nuestra generosidad se extienda tanto a
los viajeros como a los pobres. El mundo, en este tiempo restringe la
duración de las tinieblas; y nosotros acortemos las sombras de nuestra
avaricia… Que se funda todo hielo en nuestros corazones; que crezca la
semilla de la justicia, calentada por los rayos del Salvador. Hermanos,
preparémonos, pues, a acoger el día del nacimiento del Señor adornados con
vestidos resplandecientes de blancura. Hablo de los que visten el alma, no
el cuerpo. El vestido que cubre nuestro cuerpo es una túnica sin
importancia. Pero el cuerpo es un objeto precioso que reviste al alma. El
primer vestido está tejido por manos humanas; el segundo es obra de las
manos de Dios. Por eso es necesario velar con una solicitud muy grande para
preservar de toda mancha la obra de Dios… Antes de la Natividad del Señor,
purifiquemos nuestra conciencia de toda suciedad. Presentémonos, no
revestidos de seda, sino con obras de valor… Comencemos, pues, por adornar
nuestro santuario interior.
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jueves, diciembre 13, 2007
El Evangelio del Día: La verdadera violencia que se apodera del Reino de los cielos.
jueves 13 Diciembre 2007
Santa Lucía, Santa Otilia
Leer el comentario del Evangelio por
Orígenes : La verdadera violencia que se apodera del Reino de los cielos.
Lecturas
Isaías 41,13-20.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y e digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda".
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel. Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo. Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
Salmo 145,1.9.10-11.12-13.
Himno de David. Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino : tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
Mateo 11,11-15.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.
Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver.
¡El que tenga oídos, que oiga!
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Homilías sobre Josué, nº 5
La verdadera violencia que se apodera del Reino de los cielos.
Josué atravesó el Jordán para atacar a la ciudad de Jericó. Mas, san Pablo enseña: "Nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal que dominan este mundo de tinieblas" (Ef 6,12). Las cosas que han sido escritas son imágenes y símbolos. Porque Pablo dice en otro lugar: "Todo esto les sucedía como un ejemplo: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades" (1C 10,11). Si estas cosas, pues, han
sido escritas para nuestra instrucción, entonces ¿por qué tardas tú? Hagamos como Josué, marchemos a la guerra, asaltemos la ciudad más extensa de este mundo, es decir, la malicia, y destruyamos las murallas orgullosas del pecado. ¿Mirarás a tu alrededor para ver que camino has de tomar, qué campo de batalla has de escoger? Encontrarás, sin duda, que mis palabras son extrañas, y sin embargo son verdaderas: limítate a buscarlos
en ti solo. En ti está la batalla que tienes que librar, en tu interior
está el edificio de la malicia que es preciso abatir; tu enemigo sale del fondo de tu corazón. No soy yo quien lo digo, es Cristo; escúchale: "Los malos pensamientos, homicidios, adulterios, mala conducta, robos, falsos testimonios, difamaciones, vienen del corazón" (Mt 15,19). ¿Te das cuenta del poder de este ejército enemigo que se lanza contra ti desde el fondo de tu corazón? Estos son nuestros verdaderos enemigos.
Santa Lucía, Santa Otilia
Leer el comentario del Evangelio por
Orígenes : La verdadera violencia que se apodera del Reino de los cielos.
Lecturas
Isaías 41,13-20.
Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y e digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda".
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel. Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo. Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel. Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua. Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos, para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
Salmo 145,1.9.10-11.12-13.
Himno de David. Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder. Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino : tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
Mateo 11,11-15.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él. Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo. Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.
Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver.
¡El que tenga oídos, que oiga!
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Homilías sobre Josué, nº 5
La verdadera violencia que se apodera del Reino de los cielos.
Josué atravesó el Jordán para atacar a la ciudad de Jericó. Mas, san Pablo enseña: "Nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal que dominan este mundo de tinieblas" (Ef 6,12). Las cosas que han sido escritas son imágenes y símbolos. Porque Pablo dice en otro lugar: "Todo esto les sucedía como un ejemplo: y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades" (1C 10,11). Si estas cosas, pues, han
sido escritas para nuestra instrucción, entonces ¿por qué tardas tú? Hagamos como Josué, marchemos a la guerra, asaltemos la ciudad más extensa de este mundo, es decir, la malicia, y destruyamos las murallas orgullosas del pecado. ¿Mirarás a tu alrededor para ver que camino has de tomar, qué campo de batalla has de escoger? Encontrarás, sin duda, que mis palabras son extrañas, y sin embargo son verdaderas: limítate a buscarlos
en ti solo. En ti está la batalla que tienes que librar, en tu interior
está el edificio de la malicia que es preciso abatir; tu enemigo sale del fondo de tu corazón. No soy yo quien lo digo, es Cristo; escúchale: "Los malos pensamientos, homicidios, adulterios, mala conducta, robos, falsos testimonios, difamaciones, vienen del corazón" (Mt 15,19). ¿Te das cuenta del poder de este ejército enemigo que se lanza contra ti desde el fondo de tu corazón? Estos son nuestros verdaderos enemigos.
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miércoles, diciembre 12, 2007
El Evangelio del Día: Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.
iércoles 12 Diciembre 2007
Santa Juana Francisca de Chantal, Nuestra Señora de Guadalupe
Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio : Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.
Lecturas
Isaías 40,25-31.
"¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" dice el Santo. Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! ¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios? ¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable.
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor.
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.
Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.
De David. Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio (hacia 340-307), obispo de Milán y doctor de la Iglesia La Penitencia, I, 1
Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.
La moderación es, sin duda, la más bella de todas las virtudes… Es tan sólo a ella que la Iglesia, adquirida al precio de la sangre del Señor, debe su expansión; ella es imagen del favor celestial de la redención universal… Por eso, el que se dedica a corregir los defectos de la debilidad humana debe soportar, y en cierta manera cargar esta debilidad sobre sus propios hombros, en lugar de rechazarlos. Porque leemos que el pastor del Evangelio llevó la oveja cansada, no que la rechazó (Lc 15,5)… En efecto, la moderación debe temperar a la justicia. De no ser así ¿cómo
alguno hacia quien muestras desagrado –alguien que pensaría ser para su médico objeto de desprecio y no de compasión- podría venir hacia ti para ser curado?. Por eso el Señor ha dado muestras de compasión hacia nosotros. Su deseo era el de llamarnos para que fuéramos hacia él y no hacernos huir asustándonos. La dulzura marca su venida; su venida está marcada por la humildad. Por otra parte, dijo: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré". Así pues, el Señor reconforta, no excluye a nadie, no rechaza jamás. Con razón escogió como
discípulos a unos hombres que, fieles intérpretes de la voluntad del Señor, reunirían al pueblo de Dios, en lugar de rechazarlo.
Santa Juana Francisca de Chantal, Nuestra Señora de Guadalupe
Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio : Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.
Lecturas
Isaías 40,25-31.
"¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" dice el Santo. Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! ¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios? ¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable.
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor.
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.
Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.
De David. Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Ambrosio (hacia 340-307), obispo de Milán y doctor de la Iglesia La Penitencia, I, 1
Ir hacia los demás tal como el Señor viene hacia nosotros.
La moderación es, sin duda, la más bella de todas las virtudes… Es tan sólo a ella que la Iglesia, adquirida al precio de la sangre del Señor, debe su expansión; ella es imagen del favor celestial de la redención universal… Por eso, el que se dedica a corregir los defectos de la debilidad humana debe soportar, y en cierta manera cargar esta debilidad sobre sus propios hombros, en lugar de rechazarlos. Porque leemos que el pastor del Evangelio llevó la oveja cansada, no que la rechazó (Lc 15,5)… En efecto, la moderación debe temperar a la justicia. De no ser así ¿cómo
alguno hacia quien muestras desagrado –alguien que pensaría ser para su médico objeto de desprecio y no de compasión- podría venir hacia ti para ser curado?. Por eso el Señor ha dado muestras de compasión hacia nosotros. Su deseo era el de llamarnos para que fuéramos hacia él y no hacernos huir asustándonos. La dulzura marca su venida; su venida está marcada por la humildad. Por otra parte, dijo: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré". Así pues, el Señor reconforta, no excluye a nadie, no rechaza jamás. Con razón escogió como
discípulos a unos hombres que, fieles intérpretes de la voluntad del Señor, reunirían al pueblo de Dios, en lugar de rechazarlo.
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lunes, diciembre 10, 2007
El Evangelio del Día: “Hoy hemos visto cosas extraordinarias”
lunes 10 Diciembre 2007
Santa Eulalia de Mérida, Nuestra Señora de Loreto
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lión : "Hoy hemos visto cosas extraordinarias"
Lecturas
Isaías 35,1-10.
¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes;
digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!".
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él;
no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
Salmo 85(84),9-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Lucas 5,17-26.
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una amilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús.
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados".
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?".
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?.
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa".
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir Contra las herejías III, 2, 2
"Hoy hemos visto cosas extraordinarias"
El Verbo de Dios ha venido a habitar en el hombre; se ha hecho "Hijo del Hombre", para acostumbrar al hombre a recibir a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, tal como quiere el Padre. He aquí porque el signo de nuestra salvación, el Emmanuel nacido de la Virgen, nos ha sido dado por el mismo Señor (Is 7,14) En efecto, es el mismo Señor quien salva a los hombres, puesto que éstos no pueden, de ninguna manera, salvarse a sí mismos… El profeta Isaías dice: "Fortaleced las manos débiles, robusteced
las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará (35,3-4). He aquí otro texto en donde Isaías ha predicho que el que nos salva no es ni simplemente hombre, ni un ser incorporal: "No fue un mensajero ni un enviado, él en persona los salvó; con su amor y benevolencia los rescató, los liberó" (63,9). Pero este salvador es, verdaderamente, un hombre, visible: "Ciudad de Sión, mira: tus
ojos verán a nuestro Salvador" (33,20)… Otro profeta ha dicho: "Volverá a compadecerse, y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos"(Mi 7,19)… El Hijo de Dios, que es también Dios, vendrá del país de Judá, de Belén (Mi 5,1) para esparcir su alabanza sobre toda la tierra… Pues Dios se ha hecho hombre y el Señor, él mismo, nos ha salvado dándonos el signo de la Virgen.
Santa Eulalia de Mérida, Nuestra Señora de Loreto
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lión : "Hoy hemos visto cosas extraordinarias"
Lecturas
Isaías 35,1-10.
¡Regocíjese el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes;
digan a los que están desalentados: "¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos!".
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo. Porque brotarán aguas en el desierto y torrentes en la estepa; el páramo se convertirá en un estanque y la tierra sedienta en manantiales; la morada donde se recostaban los chacales será un paraje de caña y papiros.
Allí habrá una senda y un camino que se llamará "Camino santo". No lo recorrerá ningún impuro ni los necios vagarán por él;
no habrá allí ningún león ni penetrarán en él las fieras salvajes. Por allí caminarán los redimidos, volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
Salmo 85(84),9-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.
Lucas 5,17-26.
Un día, mientras Jesús enseñaba, había entre los presentes algunos fariseos y doctores de la Ley, llegados de todas las regiones de Galilea, de Judea y de Jerusalén. La fuerza del Señor le daba poder para curar.
Llegaron entonces unas personas transportando a un paralítico sobre una amilla y buscaban el modo de entrar, para llevarlo ante Jesús.
Como no sabían por dónde introducirlo a causa de la multitud, subieron a la terraza y, desde el techo, lo bajaron con su camilla en medio de la concurrencia y lo pusieron delante de Jesús.
Al ver su fe, Jesús le dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados".
Los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: "¿Quién es este que blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?".
Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Qué es lo que están pensando? ¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados están perdonados', o 'Levántate y camina'?.
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa".
Inmediatamente se levantó a la vista de todos, tomó su camilla y se fue a su casa alabando a Dios.
Todos quedaron llenos de asombro y glorificaban a Dios, diciendo con gran temor: "Hoy hemos visto cosas maravillosas".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir Contra las herejías III, 2, 2
"Hoy hemos visto cosas extraordinarias"
El Verbo de Dios ha venido a habitar en el hombre; se ha hecho "Hijo del Hombre", para acostumbrar al hombre a recibir a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, tal como quiere el Padre. He aquí porque el signo de nuestra salvación, el Emmanuel nacido de la Virgen, nos ha sido dado por el mismo Señor (Is 7,14) En efecto, es el mismo Señor quien salva a los hombres, puesto que éstos no pueden, de ninguna manera, salvarse a sí mismos… El profeta Isaías dice: "Fortaleced las manos débiles, robusteced
las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de corazón: sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará (35,3-4). He aquí otro texto en donde Isaías ha predicho que el que nos salva no es ni simplemente hombre, ni un ser incorporal: "No fue un mensajero ni un enviado, él en persona los salvó; con su amor y benevolencia los rescató, los liberó" (63,9). Pero este salvador es, verdaderamente, un hombre, visible: "Ciudad de Sión, mira: tus
ojos verán a nuestro Salvador" (33,20)… Otro profeta ha dicho: "Volverá a compadecerse, y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos nuestros delitos"(Mi 7,19)… El Hijo de Dios, que es también Dios, vendrá del país de Judá, de Belén (Mi 5,1) para esparcir su alabanza sobre toda la tierra… Pues Dios se ha hecho hombre y el Señor, él mismo, nos ha salvado dándonos el signo de la Virgen.
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martes, diciembre 04, 2007
El Evangelio del Día: “Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis”
martes 04 Diciembre 2007
San Juan Damasceno, Santa Barbara
Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : "Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis"
Lecturas
Isaías 11,1-10.
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al
cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el
conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.
Salmo 72,1.7-8.12-13.17.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al
descendiente de reyes,
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los
indigentes.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia Sermón sobre la Encarnación de Cristo, Misterio de Navidad
"Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis"
A menudo pienso en el ardiente deseo que hacía suspirar a los
patriarcas acerca de la encarnación de Cristo. Y ello me hace experimentar una profunda confusión… ¿No es que la tibieza de nuestro propio deseo es muy grande? ¿A cuál de entre nosotros la manifestación de la gracia inspira un gozo tan vivo como el deseo que alumbraba el corazón de nuestros padres santos? Sin duda seréis muchos los que os alegraréis de este nacimiento que
ya muy pronto vamos a celebrar; sí, ¡Dios quiera que nuestro gozo sea causado por la Natividad del Señor y no por la vanidad! Estos hombres, animados por la fuerza del Espíritu, habían sentido en su espíritu cuán grande sería la gracia que se derramaría en los labios de Aquel que esperaban (Sl 45,3). También ellos dicen, salido de su corazón: "¡Que me bese con un beso de su boca!" (Ct 1,2) deseando con todas sus fuerzas no verse privados de una dulzura tal… Los mejores dicen: "¿De que me sirven las bocas elocuentes de los profetas? No quiero oír más a Moisés, con la dificultad de su lengua, ni a Isaías, cuyos labios son impuros, ni a Jeremías que confiesa no saber hablar… Sino que éste, sí, éste de quien nos
hablan, nos hable ya él mismo; que no nos hable más en ellos o a través de ellos, sino que su presencia graciosa, su doctrina admirable sean para mi una fuente que manen vida eterna." Porque mientras ellos anunciaban la paz, mientras el autor de la paz tardaba en venir, la fe del pueblo tambaleaba; y nadie podía salvarlos. También los hombres estaban indignados de tanto
retraso, de que el Príncipe de la paz, tantas veces anunciado, no llegara todavía, según lo había dicho por boca de sus santos profetas, desde los tiempos más antiguos… Reclamaban un signo de reconciliación como se les había prometido, respondiendo así a los mensajeros de la paz: "¿Hasta cuando tendrás inquieta nuestra alma, esperando tu paz?".
San Juan Damasceno, Santa Barbara
Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : "Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis"
Lecturas
Isaías 11,1-10.
Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces.
Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor-. El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir:
juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.
La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al
cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en companía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey. El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora, meterá la mano el niño apenas destetado.
No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el
conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.
Salmo 72,1.7-8.12-13.17.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al
descendiente de reyes,
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los
indigentes.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Lucas 10,21-24.
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia Sermón sobre la Encarnación de Cristo, Misterio de Navidad
"Muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis"
A menudo pienso en el ardiente deseo que hacía suspirar a los
patriarcas acerca de la encarnación de Cristo. Y ello me hace experimentar una profunda confusión… ¿No es que la tibieza de nuestro propio deseo es muy grande? ¿A cuál de entre nosotros la manifestación de la gracia inspira un gozo tan vivo como el deseo que alumbraba el corazón de nuestros padres santos? Sin duda seréis muchos los que os alegraréis de este nacimiento que
ya muy pronto vamos a celebrar; sí, ¡Dios quiera que nuestro gozo sea causado por la Natividad del Señor y no por la vanidad! Estos hombres, animados por la fuerza del Espíritu, habían sentido en su espíritu cuán grande sería la gracia que se derramaría en los labios de Aquel que esperaban (Sl 45,3). También ellos dicen, salido de su corazón: "¡Que me bese con un beso de su boca!" (Ct 1,2) deseando con todas sus fuerzas no verse privados de una dulzura tal… Los mejores dicen: "¿De que me sirven las bocas elocuentes de los profetas? No quiero oír más a Moisés, con la dificultad de su lengua, ni a Isaías, cuyos labios son impuros, ni a Jeremías que confiesa no saber hablar… Sino que éste, sí, éste de quien nos
hablan, nos hable ya él mismo; que no nos hable más en ellos o a través de ellos, sino que su presencia graciosa, su doctrina admirable sean para mi una fuente que manen vida eterna." Porque mientras ellos anunciaban la paz, mientras el autor de la paz tardaba en venir, la fe del pueblo tambaleaba; y nadie podía salvarlos. También los hombres estaban indignados de tanto
retraso, de que el Príncipe de la paz, tantas veces anunciado, no llegara todavía, según lo había dicho por boca de sus santos profetas, desde los tiempos más antiguos… Reclamaban un signo de reconciliación como se les había prometido, respondiendo así a los mensajeros de la paz: "¿Hasta cuando tendrás inquieta nuestra alma, esperando tu paz?".
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lunes, diciembre 03, 2007
El Evangelio del Día: Para que todos los hombres entren en el reino de los cielos.
lunes 03 Diciembre 2007
San Francisco Javier, San Casiano
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : Para que todos los hombres entren en el reino de los cielos.
Lecturas
Isaías 4,2-6.
Aquél día, el germen del Señor será la hermosura y la gloria de los
sobrevivientes de Israel, y el fruto del país será su orgullo y su ornato.
Entonces, el resto de Sión, los sobrevivientes de Jerusalén, serán llamados santos: todos ellos estarán inscritos para la vida, en Jerusalén.
Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio, él creará sobre toda la extensión del monte Sión y en su asamblea, una nube de humo durante el día, y la claridad de un fuego llameante durante la noche. Porque la gloria del Señor, en lo más alto de todo, será un reparo y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia.
Salmo 122(121),1-2.3-4.8-9.
Canto de peregrinación. De David. ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la Casa del Señor"!
Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor.
Por amor a mis hermanos y amigos, diré: "La paz esté contigo".
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad.
Mateo 8,5-11.
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre
terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, "Gaudium et spes", § 45
Para que todos los hombres entren en el reino de los cielos.
La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, sólo pretende una cosa: el advenimiento del reino de Dios y la salvación de toda la humanidad. Todo el bien que el Pueblo de Dios puede dar a la familia humana al tiempo de su peregrinación en la tierra, deriva del hecho de que la Iglesia es "sacramento universal de salvación", que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misterio del amor de Dios al hombre. El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones. El
es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha,
constituyéndolo juez de vivos y muertos. Vivificados y reunidos en su Espíritu, caminamos como peregrinos hacia la consumación de la historia humana, la cual coincide plenamente con su amoroso designio: "restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y en la tierra" (Ef 1,10). He aquí que dice el Señor: "Vengo presto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap 22, 12-13).
San Francisco Javier, San Casiano
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II : Para que todos los hombres entren en el reino de los cielos.
Lecturas
Isaías 4,2-6.
Aquél día, el germen del Señor será la hermosura y la gloria de los
sobrevivientes de Israel, y el fruto del país será su orgullo y su ornato.
Entonces, el resto de Sión, los sobrevivientes de Jerusalén, serán llamados santos: todos ellos estarán inscritos para la vida, en Jerusalén.
Cuando el Señor lave la suciedad de las hijas de Sión y limpie a Jerusalén de la sangre derramada en ella, con el soplo abrasador del juicio, él creará sobre toda la extensión del monte Sión y en su asamblea, una nube de humo durante el día, y la claridad de un fuego llameante durante la noche. Porque la gloria del Señor, en lo más alto de todo, será un reparo y una choza, para dar sombra contra el calor durante el día, y servir de abrigo y refugio contra la tempestad y la lluvia.
Salmo 122(121),1-2.3-4.8-9.
Canto de peregrinación. De David. ¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la Casa del Señor"!
Nuestros pies ya están pisando tus umbrales, Jerusalén.
Jerusalén, que fuiste construida como ciudad bien compacta y armoniosa.
Allí suben las tribus, las tribus del Señor -según es norma en Israel- para celebrar el nombre del Señor.
Por amor a mis hermanos y amigos, diré: "La paz esté contigo".
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios, buscaré tu felicidad.
Mateo 8,5-11.
Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole":
"Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre
terriblemente".
Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo".
Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará.
Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace".
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos;
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual, "Gaudium et spes", § 45
Para que todos los hombres entren en el reino de los cielos.
La Iglesia, al prestar ayuda al mundo y al recibir del mundo múltiple ayuda, sólo pretende una cosa: el advenimiento del reino de Dios y la salvación de toda la humanidad. Todo el bien que el Pueblo de Dios puede dar a la familia humana al tiempo de su peregrinación en la tierra, deriva del hecho de que la Iglesia es "sacramento universal de salvación", que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misterio del amor de Dios al hombre. El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones. El
es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha,
constituyéndolo juez de vivos y muertos. Vivificados y reunidos en su Espíritu, caminamos como peregrinos hacia la consumación de la historia humana, la cual coincide plenamente con su amoroso designio: "restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y en la tierra" (Ef 1,10). He aquí que dice el Señor: "Vengo presto, y conmigo mi recompensa, para dar a cada uno según sus obras. Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin" (Ap 22, 12-13).
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